
jueves, 29 de septiembre de 2011
Oda a Roberto Galán

martes, 27 de septiembre de 2011

¡la puta que lo parió!,
me la quiero hachar,
decía el almacenero
cuando entré a comprar.
enchastrado con jugo de sandía.
y una herida se le abrió.
Se desangró lentamente durante la noche.
sintiéndose un pobre guaso
y el almíbar no se le quita.
Y para colmo, la gorda que da
mandarinas de vuelto,
vos mirá si será culiada,
no lo ayuda ni bosta.
lunes, 19 de septiembre de 2011

Corrí hasta acá trapeado, tambaleando en la madrugada, con la mugre del viento lijándome la geta. No hay ascensor en el monoblock, hay que subir por escaleras, y en el segundo piso me topé con la maceta. Anestesiado, la imaginé de chocolate y quise masticarla. Y fui feliz por un instante, como se ponen las minitas depresivas, cuando se miman con chucherías en el shopping.
Hunté mis dedos en la tierra: estaba crocante y estancada, sin lombrices ni plantas. Apenas un ovillo de raíces crujientes; duras y muertas, flotando como una isla, que no servían ni para adorno.
Se ve que en la mudanza, los inquilinos del 2°B la olvidaron en la puerta, se la quisieron sacar de encima o no les entró en el flete.
La metí en mi departamento sin avisar, cuidadosamente, escabulléndome en la oscuridad del palier, fichando que nadie me viera. Me chupa un huevo si el del consorcio mañana agita que soy el sospechoso, me digo, mientras me sirvo un sorbo de vino y me agarra hipo.
La observo de nuevo, esta vez detenidamente: la tierra no es inservible, carajo, sólo atraviesa un mal momento, al igual que yo. Para recuperarla le tiro agua con una jarra. La revuelvo, la ablando, le aplasto con paciencia los grumitos.
El lunes iré al vivero a comprarle una bolsa de fertilizante, para estimularla.
Apago la bulla del musiquero, voy a bajar las persianas para intentar dormir. Un día de estos, cuando me sienta más entero, voy a ponerle una linda palmera; y la maceta abandonada, me va a quedar como nueva.
sábado, 10 de septiembre de 2011

Es miércoles. Un guaso se come el viaje de hacerse un test de VIH, gratis, en Santa Rosa 360.
Baja las escaleras hasta la sala de espera. Le hacen llenar un formulario, parece un cordero tiritando. Aguarda sentado y el forro de la silla le hace transpirar el culo. Quiere pensar en otra cosa. Mira el potus que cuelga en la ventana, el folleto informativo, otra vez el potus, de nuevo el folleto. Frota un bolígrafo bic sobre los callos de las manos.
Desde el pasillo una doctora lo llama con voz recia. Lo hace pasar al consultario, lo felicita por animarse, le da una charla educativa. Si lo detectás a tiempo parás la bronca, se vuelve una enfermedad crónica, le explica. El sexo oral contagia, es tan riesgoso como la pija entrando pelada, le dice. En realidad, lo dice con un lenguaje más prolijo, lo escribo de otro modo con fines pedagógicos. Pero te contagiás, le dice, si tragas leche o flujo te contagiás.
Después le hace un simulacro de cómo hay que cuidarse en esas circunstancias: le retirás la argolla a la punta del condón y lo abrís hasta que quede como un paño.
Eso lo usas de pantalla, ¿entendés? Lo estiras sobre la concha así, como cuando estirás una toalla sobre la playa, y pasás la lengua a tu manera por encima de la capa; de paso te evitás la fragancia a vieja del agua muerta.
jueves, 8 de septiembre de 2011
las cosas

Humilde crónica la del bondi feliz.
Una mañana gris
su conductor lo abandonó.
Lo dejó tirado a la vuelta de mi casa
y no volvió más por él.
Pero las cosas no se pierden
(tan sólo cambian de dueño),
por eso fue adoptado por los vecinos
y ahora es patrimonio barrial.
El bondi no es
chatarra
basura
ni estorbo para nosotros
los de barrio Observatorio.
La gorda del almacén,
que da mandarinas de vuelto,
dice que pervertidos lo usan de bulo;
mientras la escucho, cierro los ojos y me ratoneo un cacho.
Los pibes lo usan como arco
y juegan al 25
y el que pierde paga la coca.
El martes
pasé eufórico por ahí y la vi,
más redonda que nunca,
perfectamente acomodada.
Como soy más grandulón la medí sin permiso
y le entré chancha, con precisión, abajo a un costadito,
donde un portero jamás llega.
Me parece que el arquerito se quedó medio asustado porque le fundí.
Yo me fui corriendo a casa: me sentía Riquelme.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Test laboral

“¿Qué harían Leonardo, Mozart, o Baudelaire? La siniestra respuesta es absolutamente nada. Si
no se adaptasen a las nuevas reglas del mercado contemporáneo, no tendrían trabajo”.
(Canclini, Néstor García).
--------------------------
Pasó la primera selección
Y varios seguíamos en carrera
por el puesto de trabajo.
A una gorda la descartaron de plano
por no estar a la medida de la empresa.
Un jujeño quedó automáticamente fuera
en el dibujo del hombre caminando bajo la lluvia;
la lapicera no le anduvo y pidió que se la cambien por otra.
Error.
La analista consideró que se trataba de un:
-inconforme
-dependiente
-débil
-incapaz de sobreponerse a situaciones difíciles.
-elemento negativo para el clima laboral.
- encima, morocho.
El turno me llegó y entregué mi ilustración.
La examinó un minuto y comenzó el cuestionario:
- A usted: ¿le gusta circular bajo la lluvia,
casi desnudo, libremente?
-Sí.
- ¿Se exhibe ante la aldea sin vergüenza,
le oferta lo que tiene por monedas?.
- Sí.
-Y dígame: a veces, a cambio de afecto,
¿se entrega gratuitamente?
-Sí, señora.
-Entonces /clamó la terapeuta /
no hay otro resultado que el siguiente:
usted tiene perfil para ser puta, caballero
(o poeta, si prefiere).