
Quiero felicitar a este ciudadano ilustre que, embadurnado en responsabilidad y parcimonia, se tomó el arduo trabajo de juntar los pedazos rotos, para luego embalarlos; y como si fuera poco, advertir fibrón mediante a toda la comunidad cordobesa: “cuidado vidrios”, como para que ningún vagabundo, recolector, cartonero, o mosca zumbante se ande cortando...
Excelente actitud que paradójicamente fue a parar a la basura.
Esta noche comentás el suceso en la mesa, y tenés el arranque perfecto para tirarle la bomba a la gila de tu bruja, que tiene el tupé de decir que no descongela la heladera por falta de tiempo, la muy vagaza.
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