sábado, 6 de septiembre de 2014

3 preguntas sobre Alberdi *. Responde Pablito Iván.




*Ensayos de la Piojera en La Parisina, Historias de Alberdi.

¿En qué río desembocan las lágrimas de las demoliciones?

¡.

En el río que se pudrió hace rato… ¿pero cuándo?
¿O se pudrió varias veces, en fechas incomprobables?
Alberdi es un lugar con historia
y cada cual tiene su historia con el lugar.

Si fuera un sobreviviente del Pueblito La Toma,
celebrando el Inti Raymi en la Isla de los Patos,
diría que el río se pudrió 
cuando el colonizador
explotó a mi ancestro,
se chupó el agua, envenenó la tierra,
para edificar con mi sangre su nueva aldea.


¡!.

Me sumergí en la putrefacción del río
durante mi infancia, en los años ´90.

Cerraron la fábrica, 
y el barrio se convirtió en un pantano
que huele a traiciones, humo de balas,  
cocinas de merca, fritanga peruana,
polvo de casas demolidas,
perfumes de bosta que nos dejó el sistema.

Recuerdo el cartel de “prohibido bañarse”, 
debajo del Puente Cantón,
donde chapoteaba, desafiante,
la negrada de Villa Páez.

Ver al político de turno,
inaugurando patos en las orillas:
tirándoles tutucas,
tomándose una foto 
junto al cartel de “Protéjalos”.

Mientras la gente  desesperada,
peleándose  por matarlos,
meterlos a una olla
y calmar por un instante el grito de hambre.

A la distancia, 
me veo contemplando el estadio abandonado,
desde una isla hundida en aguas estancadas.
Y, en ella, un faro que pusieron
y nunca encendió, 
al igual que mi mente de niño náufrago.

¡!!

Alberdi es un lugar,
un colectivo de historias compartidas
que forman una identidad;
somos esto
y nos encanta lo que somos.

Una noticia del Canal 10,
muestra el complejo “Torres del Río”,
de Costanera y Av. Santa Fe.  
De allí baja un caño, directo al Suquía.
Como por un tobogán acuático,
caen soretes y meadas de sus departamentos,
una corriente de agua podrida,
donde desembocan las lágrimas de las demoliciones.

La imagen representa al desarrrollista
y al municipio cómplice,
NO a nosotros.

El límite de la historia de Alberdi es el río mismo.
Dicen que, cuando era La Toma,
se ubicaba como a 300 metros de donde corre ahora,
y que la ciudad lo fue expulsando de a poco hacia afuera.

Como sea, siempre fue el límite para huir
y, sin embargo, me quedo acá a luchar,
abrazado a los colores de su bandera.





¿Qué lucha se enconde en la bolsa de los mandados de las vecinas?

Cuando Charras le entrega
la bolsa de los mandados
a las vecinas del barrio,
en su almacén de 9 de julio
esquina Neuquén,
lo hace con sus manos de lucha.

Con las que agarra el megáfono
y grita ¡Paren de demoler!
¡Defendamos Alberdi!,
con las que levanta en las calles
la bandera que nos une.

En cada papa que tocan sus dedos,
zapallito, manzana machucada,
ramito de perejil que va de yapa
en la bolsa de los mandados,
se esconden las huellas de nuestra lucha.





¿Qué secreto se susurran la Tablada y Orgaz?

Daniel Alvarado -alias “Pantera Rosa”-  era el secretario del gremio cervecero. Resistió  105 días en la cervecería, para preservar las fuentes de trabajo. 105 noches durmió en el lugar donde laburó más de 20 años.

A la cervecería la compraron unos chilenos, dueños de otras marcas de cerveza, sin otra intención que cerrarla y limpiar competencia del mercado. Entonces Alberdi, que era un barrio obrero, se convirtió en un barrio de desocupados. Los pibes que afanan carteras, son hijos de esos viejos estafados por el sistema.

Un 17 de Agosto de 1998, la Policía se lo llevó preso por ocupar las instalaciones de la planta, en la toma más grande de la historia de Córdoba. Hace 16 años que lo echaron a la calle y todavía no le pagaron la indemnización, por estar procesado por usurpación y desobediencia a la autoridad.

¿Justicia para quién hay en este barrio?

Pasan los años, ya tiene nietos, y sigue comprometido  con las luchas sociales de Alberdi, dispuesto a no bajar los brazos hasta que se muera.

No se arrepiente  de haber quedado en la lona, por no transar con los empresarios; camina por el vecindario con la frente alta, tranquilo, orgulloso de no haber traicionado a sus compañeros.

Calle La Tablada lo ve pasar una mañana rumbo al Club, con una bolsa de criollitos en la mano, y le susurra a calle Orgaz:“Euromayor no puede terminar  de construir la obra. Parece que vendieron pocos departamentos. ¿Sábes por qué? Porque el Pueblo tiene memoria”.

Habría que brindar por eso…, responde calle Orgaz. En esa esquina,  el bar de los “Luna” ya no existe.











*Ensayos de la Piojera en La Parisina, Historias de Alberdi.


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