viernes, 25 de febrero de 2011

Dos (un par)


“¿Cómo saber lo que seremos, sino sabemos lo que somos?” (El loco, khalil Gibrán)


Ángel perverso,

que me devoras

sin ensuciar la servilleta


que escribes la verdad,

corriges la mentira,

y borras la diferencia


que juegas a forzar

las piezas del rompecabezas


que todo revuelves y nada resuelves


Ángel maldito,

vigilas al destino

lo crees tu enemigo


adicto a las recetas,

revelas la epidemia

en tus visiones futuristas


coleccionista de excusas

(de las que siempre abusas)


¡Oh, ángel! Si eres tan perfecto:

¿Por qué en un dulce ves hormigas?


Ángel siniestro,

que reduces el espacio

al tamaño de la habitación

y escarbando nubes

y soplando cenizas

me mimas y me insultas a la vez


¡tengo una duda ángel!

abriéndote caminos

tragándote las llaves

¿eres esclava libre o princesa presa?


Ángel difuso,

que finges no tener dueño

que a todo le haces caso omiso


Eres del miedo,

quién te propuso compromiso

y aceptaste


que callas lo profundo

que gritas superficies


¡Oh, dime ángel!

¿quién inocente y quién culpable?


Ángel preciado,

si al mismo tiempo me contradigo,

me embriago en tu cinismo

y cuando escribo,

no sé si muero o sobrevivo

a nuestro abismo


Ángel te odio,

¿acaso no lo ves?

jamás seré un poeta

-de los de veras-

(me falta pulso

me sobran lapiceras)


¿acaso no lo ves?

para saber si es estrella o polvo

hay que ensuciarse en el lodo


y no conozco otro modo

que aquella regla del vale todo


con una sola excepción:

está prohibido abandonar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario