domingo, 21 de agosto de 2011





Comparto el sentido de Facundo Cabral, el poeta.

A mí tampoco me dice nada que se haya caído un avión

ni lo que declaró el presidente de Estados Unidos hoy;

a mí me importa en dónde estoy.


Si el mundo es una piñata amangando a reventar

que sea mi mente una bolsa de sorpresitas.

Que escupa mi corazón cotillón al aire.

Que menos sea más en mis retinas

y un acto sencillo me llene de asombro.


Deseos mínimos para sentirme vivo.


Deseo que hoy trepe la tapia un amigo,

desde una pila de escombros,

y le arranque un limón al árbol del vecino.


Que se haga el superhéroe

y traiga un cítrico a la mesa.


Que alguien venga y me rescate,

en este día triste,

de atragantarme con una milanesa seca.





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